jueves, febrero 03, 2011

Un día de clase

Hoy he disfrutado mucho en la clase de lengua. Mis alumnos son geniales y tienen mucho sentido del humor. Cada uno de ellos es especial e importante para mí. Todos aprenden y de todos aprendo, del despistado, del que nunca se despista, del responsable, del que no lo es, del tímido, del que participa mucho, del trabajador, del que cuesta que trabaje, del charlatán, del que le cuesta hablar......Todos, todos tienen algo, y ese algo los hace muy especiales. Me encanta ver la ilusión con la que llegan cada día a clase, aunque les cueste el madrugón. Les ilusiona saludarme por las mañanas, contarme sus experiencias del día anterior, sus dificultades ante alguna actividad, algún nuevo descubrimiento....y tantas otras cosas más. Son un pozo sin fondo. Ellos saben que deben trabajar, que están allí para aprender y que deben ir tomando las riendas de su aprendizaje para llegar a ser competentes en todos los aspectos de la vida. Yo me preocupo de facilitarles todas las herramientas que conozco para favorecer sus aprendizajes. Pero lo que más me importa es QUE SEAN FELICES. Y mis alumnos LO SON.
Esa es la clave del éxito.

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